Didier Drogba, Yaya y Kolo Toure, Gervinho, Wilfred Bony, Salomon Kalou...Costa de Marfil cuenta entre sus filas con una de las mejores (y más decepcionantes) generaciones de futbolistas de la historia del continente africano. Una generación que poco a poco está viendo como llega su ocaso tras muchos años de éxitos y decepciones a partes iguales. Por desgracia para los elefante el único jugador capaz de coger el testigo es Serge Aurier.
Su posición natural en el campo es la de lateral diestro, pero ha jugado en tantas posiciones diferentes a lo largo de su corta carrera que resulta difícil afirmarlo con rotundidad. El joven de Costa de Marfil ha jugado de mediocentro defensivo, defensa central, lateral zurdo e incluso de interior diestro a sus 22 años, lo que demuestra su gran adaptabilidad en el terreno de juego. Físicamente es un portento, lo que le permite imponerse a sus rivales. Rápido como pocos, aprovecha su explosividad en ambas facetas del juego, ya sea para anticiparse al rival en el corte o para sumarse a las contras de su equipo y asistir a sus compañeros con centros desde la banda. Pese a su 1,75m, Aurier es una auténtica amenaza aérea en las jugadas a balón parado y ya ha conseguido varios goles así con el Toulouse.
Disciplinado en la defensa, no suele abandonar la zaga para buscar puerta pero en las contadas ocasiones que lo hace suele tener muy buen resultado. Su gran golpeo de balón le ha permitido marcar en varias ocasiones a lo largo de su carrera y su más que correcto manejo del balón le permite dirigir las contras de su equipo.
Aunque técnicamente no es un prodigio, es especialista en robar balones a los contrarios y su corpulencia siempre es un gran handicap para el adversario. Ya exhibió estas cualidades en el pasado Mundial de Brasil y con el final de lo que parece una época irrepetible para Costa de Marfil, Serge Aurier será sin duda la piedra angular del conjunto dirigido por Herve Renard.
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