Escrito por Jone Fernández (@jonefernandez)
El Barcelona visitaba una de esas plazas que nunca le
resultan fáciles. El Power 8 Stadium, como ya lo fueron Sarriá y Montjuic, es
un campo especialmente hostil para unos culés que se jugaban La
Liga. Un derbi decisivo y además ante un
Espanyol que llevaba seis jornadas consecutivas sin conocer la derrota y
buscaba acercarse a la séptima plaza. De todas maneras, como en ocasiones suele
ocurrir, la práctica fue más sencilla que la teoría y los de Luis Enrique
arrollaron a los pericos con goles de Neymar y un estelar Messi.
El partido comenzó con los azulgranas volcados al ataque y
con un jugador especialmente inspirado, Leo Messi. Y como suele suceder cuando
este futbolista está inspirado, el gol no tardó en llegar. Después de dos pases
espectaculares de Messi que no acabaron en gol por poco, al tercero llegó la
vencida. En el minuto 17, el argentino mandó un balón medido para Jordi Alba
que centró raso atrás que aprovechó Neymar después de una gran dejada sin tocar
el balón de Luis Suárez.
Tan solo ocho minutos después sería el propio Messi quien
cerraría el marcador. Iniesta filtró un espectacular balón para un Luis Suárez,
en más que posible fuera de juego, que centró al segundo palo y allí apareció
el de Rosario para, con toda la tranquilidad del mundo, perforar la meta de
Kiko Casilla. El Espanyol parecía un juguete en manos de la maquinaria culé que
ayer contaba con un tridente demasiado inspirado para los de Sergio González.
Las ocasiones seguían cayendo en el área blanquiazul, pero el Barça no
consiguió subir más goles al marcador debido a que en la portería estuvo un más
que acertado Casilla.
La segunda mitad empezó de la misma manera, con monólogo
barcelonista, hasta que ocho minutos después de la reanudación, se convirtió en
protagonista el que nunca debería serlo, el árbitro. Jordi Alba protestó una acción y vio la primera amarilla. No sería nada raro si diez
segundos después no hubiera visto la segunda tarjeta por decirle a Mateu: “Siempre
a mí”. A pesar de esta anécdota, los visitantes continuaron creando peligro y,
poco después, Messi estrelló en la madera una gran dejada de Suárez y, en la
siguiente jugada, Neymar mandó el balón fuera a puerta vacía.
En ese momento pareció despertar el Espanyol y encadenó dos
jugadas de peligro seguidas. La primera de ellas, fue un disparo de Sergio García
que acabó en las manos de un Bravo inédito hasta ese momento. El mismo destino
tuvo la ocasión más clara del encuentro para los periquitos que estuvo en las
botas de Stuani. Ya en el minuto 90, Mateu Lahoz volvió a hacer acto de
presencia y expulsó al local Héctor Moreno de la misma forma que lo había hecho
antes con Jordi Alba. Inaudito lo vivido en el Power 8 Stadium y así terminó un
encuentro cómodo para el Fútbol Club Barcelona.
Los de Luis Enrique se mantienen líderes con cinco puntos de
renta sobre el Madrid, aunque con un partido más y la próxima semana se verán
las caras con el Getafe en el Camp Nou. Al Espanyol parece que se le escapa su
objetivo de conseguir la séptima plaza, aunque la próxima visitará al Granada
en Los Cármenes con la intención de volver a engancharse a esa pelea.
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