lunes, 2 de febrero de 2015

Sevilla 3-2 Espanyol: El Sevilla da un golpe en la mesa ante un débil Espanyol

Redactado por Camilo Fernandez 
No era fácil jugar este partido después de caer eliminado en la Copa el pasado jueves. Más fea se puso la cosa cuando el Espanyol se adelantó después de aprovechar una mala acción defensiva local, que acabó en penalti, todo ello precedido, en la jugada anterior, de una ocasión clarísima de Arribas... De un posible 1-0 a el 0-1 en menos de un minute.  Pero el Sevilla estuvo fuerte y no se deshizo, le puso corazón (o como diría la afición “huevos”) a un choque que había que jugar con sangre y también con cabeza. Banega tomó el mando y Aspas acaparó todo el peligro. 
El equipo, con muchas rotaciones con respecto al jueves, sacó lo mejor de sí cuando peor pintaba el panorama. Un disparo lejano de Diogo puso las tablas y poco después Vitolo remachó una sensacional acción de Vidal y Aspas que levantaba a cualquiera del asiento. El Sevilla estaba fino, especialmente Aspas, al que solo le faltaba el gol, si bien es cierto que pudo haberlo logrado antes del descanso si Casilla no saca su remate que se colaba a la red con una mano fuera del área, que provocó la expulsión del meta ''periquito''. Al descanso, el Sevilla, con uno más y muy superior, parecía tener encarrilado el choque.

En la segunda mitad, con uno más, el Sevilla continuó haciendo daño, muy suelto, con un juego eléctrico. Aspas e Iborra se estrellaron con la madera. El partido era un gustazo, hasta que a menos de quince minutos del final un disparo desde fuera del área de Víctor Sánchez igualó el partido. Palo duro, después de haber perdonado tanto, mazazo en toda regla... Unai reaccionó rápido sacando a Denis y Bacca. El Sevilla sacó los dientes, las garras y hasta los colmillos con ansiedad porque temía perder un triunfo encarrilado, pero con mucha determinación. El premio llegó en el 89’, con el equipo volcado, para quien más lo mereció. Bacca le puso un pase espléndido a Iago, que con un remate cruzado marcaba y desataba la euforia en el Ramón Sánchez Pizjuán. El gallego, que estuvo en todas, perfeccionaba un sublime partido individual, pero sobre todo un triunfo que devuelve la esperanza a Nervión.

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