viernes, 15 de mayo de 2015

Dnipro 1-0 Napoli: "Víctimas de un milagro"

Por Alberto García (@Albertitogmlc)

Europa volvía a ser testigo de una de esas grandes sorpresas. Matagigantes en acción, no hay adversidad al espíritu de superación de los ucranianos. Desplazados 450 kilómetros de su territorio local, lograron abastecer a 70.000 almas de una batalla a vida o muerte. El niño ante el coco, el enano frente a la bestia, el luchador contra el coloso, el coraje de cara a la fuerza, David enfrentado a Goliat. El Dnipro no se achanta y no hay rival ante la sangre fría del rompemurallas de Europa septentrional. Una víctima más sin coartada, ante la fuerza de la persistencia. 


Ahi estaba el Dnipro para plantar cara al delirio napolitano. El pipita perdonaba, y el espíritu de Maradona se les quedo cortos a los celestes, que cobraron sus fallos bajo el amargo hundimiento de la apelación. 

El Dnipro no estaba dispuesto a ceder el billete a Varsovia y supo plantar el escudo a la acometida visitante. De cara, apareció un Nápoles que no logró frustrar a su rival, que puso cuerpo y alma en lograr su primera final europea.

La competencia estaba servida. Los italianos querían sacar provecho a su buen comienzo pero Higuaín no supo materializar ninguna de las dos magistrales oportunidades que terminaron estancándose en el error. Esa fue la historia del primer tiempo, un infierno que arropó a su equipo incondicionalmente. Pasara lo que pasara, el esfuerzo de los jugadores no habría sido en vano.


Ya en la segunda mitad, tras 12 minutos de disputa, llegaría Konoplyanka para desatar la euforia. Los de Benitez obligados a meter dos goles para pasar, frente a la rabia de haber hecho lo posible por anotar. El Nápoles cursaba los intentos, pero era tal la impotencia, que estancar el cuero ante la defensa local fue el único resultado. La tensión invadía a los visitantes, y tuvo que aparecer Callejón para empujar al autor del tanto en que se apurara en su sustitución. 
Corta historia restaba al duelo y con poca poesía tocarían fondo las andadas de los italianos por la Europa League.


El milagroso obraba el deseo de los 70.000 presentes. Porque soñar despierto está permitido, el precio de ello es la superación y el sobresfuerzo de saber que el limite recae en el miedo. "Quién la sigue la consigue".
Un escalón más hacia la gloria y, al final del sendero, asoma un ambicioso Sevilla que no se lo va a poner fácil.

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