A una mañana tan triste sólo Arda Turan podía darle algo de alegría. El turco volvió a poner la luz en el triunfo de un gris Atlético ante el Deportivo (2-0), la tercera victoria del equipo rojiblanco ante su afición en una semana. Al Atlético, que no tuvo brillantez, le valió una jugada a balón parado rematada por Saúl para desatascar el partido y otra finalizada por Arda al inicio del segundo acto para liquidarlo. Fue un trabajo estrictamente profesional del Atlético, sin ningún alarde. Tenía que ganar y cumplió su trabajo. La alegría la dejó para otro día.
El día, que fue muy triste fuera del estadio, también lo fue en el césped. El Atlético no mostró el ritmo habitual, quién sabe si contagiado por lo que había sucedido entre aficionados de uno y otro equipo unas horas antes. Sólo al inicio del partido, el equipo de Simeone encerró y puso contra las cuerdas al Deportivo. Mandzukic cabeceó a la madera un caramelo de Koke y Sidnei sacó bajo palos un remate de Giménez en un córner. Poco más dejó el Atlético, muy poco. Mérito también del Deportivo, que demostró en el Calderón que efectivamente es un equipo más sólido que al inicio del campeonato.
Hay días en los que el Atlético no está especialmente fino en cuando al juego combinativo, pero incluso en esos encuentros termina arrinconando a su rival a base de una buena presión y un ritmo altísimo de juego. No sucedió así contra el Deportivo, ante el que estuvo más pesado que de costumbre, aunque cierto es que nunca corrió peligro de perder el partido. El cuadro de Víctor Fernández se defendía bien, pero en ataque era estéril. Eso tranquilizó al Atlético, que simplemente esperó su momento. Y llegó a balón parado, en la recta final de la primera parte, cuando volvió a poner una marcha más. Koke botó una falta, Mandzukic prolongó en el primer palo y Saúl remachó en el área pequeña. La estrategia del Atlético no entiende de días fluidos o días espesos.
Así terminó la primera parte y de forma parecida se inició el segundo acto. A los diez minutos, Koke sacó un córner, el balón terminó rechazado y en la frontal Arda enganchó la volea. No parecía gran cosa el disparo, pero Diakité despejó tan mal que la pelota entró en la portería. Con dos goles de ventaja, el Atlético se acomodó y dejó hacer al Deportivo, al que le falta muchos recursos en ataque. Cuando tuvo que llevar la iniciativa, al equipo de Víctor Fernández se le vieron todas las carencias.
El partido sólo se animó cuando Arda se saltó el guion e inventó algo. El turco pareció jugar por momentos otro partidos. Quiso que el encuentro mereciera la pena, pero probablemente nunca se debió disputar. Terminó muy triste el partido, como no podía ser de otra forma. El Atlético, simplemente, cumplió con su obligación.