Redactado por @CMFoficial
Los primeros minutos fueron un auténtico correcalles, no había tanteo posible pues los dos equipazos salieron a dar el máximo y sin preocuparse de la defensa. Esta dinámica provocó una avalancha de goles que España conseguía aguantar pero que no era su estrategia. Los franceses llegando ya al primer tercio de partido empezaron a ponerle más intensidad a su defensa y se volvieron infranqueables para los de Manolo Cadenas, que por el contrario no podían parar el torrente ofensivo de Francia con los Karabatic, Guigou o Narcisse en plena ebullición. El marcador empezaba ya a ser preocupante para los últimos campeones del mundo, con 7-12 y un juego muy espeso en ataque y una defensa irreconocible Manolo Cadenas pidió tiempo muerto para intentar detener la sangría y que no se fuera el partido.
A partir de ese tiempo muerto pareció volver la inspiración a los hispanos, que recuperaron sensaciones y se acercaron en el marcador a 10 minutos de que se cerrara el primer tiempo (11-13). España se acercaba, pero nunca terminaba de rematar, y lo que es peor, el porterazo de Francia se estaba calentando, y los jugadores de España no eran capaces de encontrar su juego por los extremos ni hacían daño con Julen Aguinagalde. Los españoles resistían a base de individualidades, pero en ese juego no se le podía ganar a un equipo con Karabatic, Guigou, Narcisse, Omeyer o Porte, y acabaron claudicando para irse al descanso 14-18 con malas sensaciones y con la portería incapaz de responder a tantos lanzamientos.
La segunda empezó con aires nuevos para los hispanos, una renacida intensidad en defensa que cortocircuitó muchos minutos a los galos, que se veían impotentes ante la intensidad defensiva de los chicos de Manolo Cadenas, que forzaron varias pérdidas que acercaron a España a un solo tanto en el marcador (18-19) apenas en el minuto 10. Pero mientras la defensa y la portería renacían, el ataque seguía naufragando, a pesar de los intentos del seleccionador español por cambiar de estrategia con varios tiempos muertos, el ataque no era capaz de encontrar ninguna solución ante la mejor defensa del mundo junto a España, y si la encontraba, ahí estaba Titi Omeyer para frenar una y otra vez los intentos españoles, ni siquiera el mejor jugar español Joan Cañellas, o el mejor pivote ofensivo del mundo Julen Aguinagalde conseguían batir al veterano de 38 años.
A pesar de este desacierto, España se volvió a acercar a sólo un gol con 10 minutos por delante (21-22), pero Omeyer no estaba por la labor de dejarse ganar, y con la ayuda hasta de los palos paró absolutamente todo, llegando a una impresionante cifra de 20/42 paradas, lo que permitió a España marcar un solo gol en los últimos 10 minutos de partido, mientras los galos se iban marchando, y cualquier posibilidad de remontada se acabó con una doble parada de Omeyer a 3 minutos del final, por lo que los hispanos acabaron sucumbiendo 22-26 ante el portero francés y el arbitraje de broma de los colegiados eslovenos.
Una vez más y ya van unas cuantas, Francia vuelve a ganar a España, y otra vez como no, con la inmensa labor de Omeyer, que a pesar de ser un tanto chulesco y desafiante en su comportamiento no se puede negar su calidad. Es evidente que el objetivo desde el principio era repetir título, pero los hispanos deben recuperarse y ganar el partido por el tercer puesto a Polonia, un rival a priori más fácil, y que serviría para dejar Catar con buen sabor de boca y buenas sensaciones para el futuro. Con Gonzalo Perez de Vargas en pleno ascenso hacia la elite en la portería, jóvenes que llegan por detrás como Alex Dujshevaeb y otros consagrados como Valero Rivera Folch, hijo del seleccionador de Catar y máximo goleador de España en este mundial.
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