Escrito por Jone Fernández (@jonefernandez)
El Athletic avanzó a cuartos de final de la Copa del Rey a pesar de
perder 0-2 contra el Celta de Vigo. La victoria
por 2-4 cosechada por los leones en Balaídos hacía pensar que los
bilbaínos no sufrirían demasiado para pasar de ronda. Así fue en la primera
mitad, pero el tempranero gol en propia de Etxeita nada más comenzar la segunda
mitad y el penalti convertido por Orellana hicieron sufrir a una Catedral harta
de la imagen y de los resultados de su equipo.
Los locales comenzaron dominando y yendo al ataque y para el
minuto tres ya habían botado dos saques de esquina. Los pupilos de Valverde
dieron síntomas de querer cerrar la eliminatoria en esos primeros minutos, pero
no conseguía perforar la meta de los celestes. La más clara del partido para el
Athletic la tuvo el joven Iñaki Williams, uno de los pocos salvables de los
bilbaínos, pero su disparo fue demasiado cruzado y salió a la derecha de la
portería defendida por Rubén Blanco.
A partir de ahí, los de Berizzo se sacudieron el dominio
rojiblanco y empezaron a crear sus ocasiones. El primer aviso lo dieron en el
minuto 15, pero el disparo de Santi Mina no cogió portería por muy poco. En el
minuto 32, llegó la jugada polémica del partido, un disparo de Mina impactó en
el codo de De Marcos y los gallegos pidieron penalti, aunque el trencilla,
Martínez Munuera, no lo vio así. Poco después, Herrerín salvó el primer gol del
encuentro al hacer una extraordinaria parada a un disparo de falta directa de
Orellana. Así llegaron ambos equipos al descanso y los athleticzales, con
tímidos silbidos, comenzaron a mostrar su descontento con la imagen que estaba
dando su equipo.
El Athletic espoleado por la arenga de Valverde salió con
ganas en la segunda mitad e incluso encadenaron cuatro córners, pero las ganas
de los locales parece que se quedaron ahí. Santi Mina se encargó de dejar en
evidencia a Balenziaga y a Rico y, aunque su centro fue malo, Etxeita, en un
intento de despeje, introdujo el balón en su propia portería. 0-1 para un Celta
que necesitaba dos goles más para conseguir el billete a cuartos de final y,
sin más dilación, se puso a buscarlo.
Los rojiblancos no conseguían reaccionar ante las ofensivas
de los visitantes y la grada fue enfadándose más y más. La bronca de San Mamés
llegó en todo su esplendor cuando, tan solo diez minutos después del primer
tanto, Mikel Rico cometió penalti tras un error gravísimo de Muniain en
defensa. Orellana se encargó de engañar a Herrerín e igualar a goles la
eliminatoria, aunque necesitaban un gol más para pasar de ronda.
Los de Berizzo lo intentaron con más corazón que cabeza,
pero cuando las fuerzas comenzaron a faltar, el Athletic logró equilibrar el
encuentro a cuanta intensidad,
aunque ésta fuera prácticamente nula. Del minuto 70 al final del encuentro tan
solo hubo una ocasión más y, en esta ocasión fue para Susaeta. Fontás perdió un
balón al borde del área y el extremo eibarrés no supo definir en el uno contra
uno ante Rubén Blanco. El Celta, agotado físicamente, claudicó y con el pitido
final del encuentro, los aficionados locales estallaron ante la falta de
actitud de sus jugadores.
El Athletic se enfrentará en cuartos de final de la Copa del Rey al Málaga y,
después de ver los últimos partidos de los vascos, mucho tendrán que mejorar si
quieren aspirar a hacer algo grande en su competición fetiche.
Foto: Athletic Club
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