El partido correspondiente a los cuartos de final del Open de Australia disputado esta madrugada en la pista Rod Laver Arena, suponía el primer rival serio al que se tenía que enfrentar Rafa Nadal de manera oficial, ese rival era el número 14 del mundo, Kevin Anderson. El partido se presumía duro para el campeón español, pero en poco mas de dos horas batió a Anderson (7-5 6-1 6-4) para meterse en los cuartos de final.
El primer set empezó con mucha igualdad, los dos se tenían mucho respeto y todavía no se habían quitado los nervios. El encuentro se decantaba por los saques, los dos se mostraban sólidos y no concedían ninguna bola de break, el sudafricano con sus 2,03 y sus potentes saques, mientras el español con su juego de fondo de pista no dejaba a su rival acercarse. El primer punto de ruptura llegó para Anderson en el 3-1, pero no lo aprovechó y Rafa se empezó a crecer desde ese momento, su derecha se estaba calentando, y cada vez se le hacía más dificil al sudafricano mantener su saque, hasta que llegamos al momento clave, con 5-5 en el marcador y sirviendo Rafa, Kevin Anderson tuvo cinco bolas de break (incluido un 0-40 inicial) de las que no aprovecho ninguna. Ese momento fue el principio del fin de Anderson en el set y probablemente en el partido, pues el español se puso 6-5 y al siguiente juego cerró el set (7-5) en la segunda oportunidad que tuvo.
La segunda manga empezó bastante diferente a la primera, Kevin Anderson seguía pensando como se le puso escapar ese set que tenía en la mano, y Rafa lo aprovechó, ganó el primer juego de saque del set y desde ahí fue un frenesí que acabó con Anderson. El segundo juego ya fue demasiado para el sudafricano, que estuvo impotente ante la avalancha de juego de Nadal, que ganó su segundo juego con 4 golpes ganadores seguidos, dos derechas y dos revés. El español se estaba exhibiendo con todos sus golpes, asfixiando al sudafricano con ganadores de derecha y revés continuo, incluso con el lujo marcarse algún saque directo. Los juegos fueron cayendo todos del lado de Rafa salvo el sexto, que aprovechó Anderson para hacer el juego de la honra en este set que acabaría 6-1 con un juego en blanco y el español disputando su mejor tenis desde Roland Garros 2014.
Nos situamos ya en la que sería la última manga del partido, el tercer set pareció darle energía extra a Kevin Anderson, que empezó más motivado, y pudo ganar el primer juego del encuentro. Pero Rafa volvió a bajar a su rival a la tierra, y siguió con su exhibición con la derecha para ponerse 1-1. El momento clave de este set se produjo en el tercer juego, Anderson tuvo muchos fallos que Nadal combinó con sus golpes ganadores, para acabar rompiéndole otra vez su saque (2-1). El español no tuvo problemas para consolidar el break, y se puso con dos juegos de diferencia, una ventaja que el número 3 del mundo supo mantener hasta el final del partido. Con un pacto de caballeros ambos tenistas ganaron su saque sin mucha exigencia hasta llegar al término del set y el encuentro, con un marcador de 7-5 6-1 6-4 para Rafael Nadal.
Este partido debía ser el punto de inflexión para Rafa Nadal si quería tener opciones de ganar el torneo, pues ha sido el rival más serio con el que se ha enfrentado hasta ahora. Y el resultado no pudo ser mejor, aunque no por lo esperado, deja de tener mérito, Nadal volvía a jugar en horario de mediodia en el abrasador verano australiano y no hubo ni rastro de los problemas de deshidratación que sufrió ante Smy, y además de eso, el español fue de menos a más, creciendo a cada partido que gana, en confianza y en su juego. En fin, este encuentro debe suponer una gran alegría para el español y sus seguidores, pero no debe relajarse porque en dos días llegan los cuartos de final, ante un rival muy fuerte como es Thomas Berdych, que a pesar de llevar 17 derrotas seguidas contra el español, no debe ser menospreciado.
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